viernes, 26 de septiembre de 2008

The Flying Club Cup (y mis ansias gitanas)



Hay de geografías a geografías. Tal vez para nosotros un viaje de Nuevo México a Beirut, pasando por Nueva York, Francia y los Balcanes, nos suene un tanto descabellado. Sin embargo, para las travesías gitanas de Zach Condon, este ha sido un desplazamiento por más factible.

Todo comenzó entre Santa Fe y Albuquerque, zona que albergó toda la infancia de Zach y que se caracteriza tan solo por tener uno de los mayores festivales de globos aerostáticos en el mundo – el Albuquerque International Balloon Fiesta. A los 16 años, después de grabar un disco de música electrónica y otro de doo-wop, el joven entusiasta decidió mandar todo a volar e irse a rolar por el folklore de Europa Oriental. Es aquí donde descubre los sonidos gitanos y las marchas balcánicas. Su vida da un giro, se sube en la caravana y da comienzo a toda una nueva travesía musical. Bajo la manta creativa que protege a Kusturica, Zach se autodenomina Beirut y publica su primer disco como tal, llamado Gulag Orkestar.

El tiempo pasa y las ciudades se mezclan. Beirut regresa a Albuquerque, luego va a Nueva York, y vuela por los aires hasta llegar a Paris. Zach probablemente habría continuado dando tumbos por distintas tierras, si no fuera por una extraña señal que llamó su atención. Se trata de una fotografía hecha circa 1910 por Leon Gimpel. Una de las primeras fotografías a color de las que se tiene registro. Pero esto no es lo sorprendente, lo mágico del asunto es que Beirut encontró una fotografía que mostraba el más grande festival de globos aerostáticos de principios de siglo veinte. Este suceso se llamaba “The Flying Club Cup” y si a alguien podía apelar era a un joven que había pasado toda su infancia en los festivales de esta índole que ofreciera su natal Albuquerque. Gracias a esta nueva familiaridad, Zach decide establecerse en París y comenzar un viaje que fue trazando los planos sobre los cuales se iba a fundar su próxima producción llamada – ni más ni menos que – The Flying Club Cup.

Ahora bien, sería absurdo pensar que un chico de tan solo 21 años podría llevar acabo todas estas travesías por sí solo. Si bien, esta claro que los dotes artísticos de Kusturica han acompañado a Beirut desde el comienzo, muchos más se han sumado a esta caravana de influencias. En la parte delantera, junto con el cineasta, tenemos a Tom Waits charlando con David Byrne y junto a esta pareja está Zappa discutiendo con Jacques Brel. Los cinco capos se toman turnos con las riendas, enseñándole a Zach como manejar lo tradicional, la experimentación, la teatralidad, el genio y la elegancia; todo sin que la carroza se desvíe del camino. Por otro lado, tenemos a la segunda generación de acompañantes: aquellos que le han enseñado, pero que también han aprendido de él. Se trata de un talentosísimo cuarteto de cuerdas compuesto por Andrew Bird, Sufjan Stevens, Final Fantasy y Patrick Wolf. De hecho, Owen Pallet (mejor conocido como Final Fantasy) pausó sus labores con Arcade Fire para irse con Beirut tan pronto escuchó los cascabeles y las trompetas de su caravana gitana.

Cuando el camino termina y Zach llega a París, decide que cada canción del Flying Club Cup va a corresponder a una ciudad francesa. Mientras en algunos casos esto es evidente, como en “Nantes”, en otros no lo es tanto, como en track que lleva por nombre “Guyamas Sonora”. Sin embargo, es sorprendente que teniendo tantas referencias y paisajes y peculiaridades, este álbum no pierda la unidad. A final de cuentas, el sonido tradicional de Beirut va de la mano con el trabajo artesanal de sus composiciones. Dedicación, cuidado, talento y mucho amor al arte. Tal vez sea mucho decir que algún día este aprendiz pueda superar a sus maestros, pero al paso que va, por lo menos, recorrerá mucho, mucho camino. Esperemos que en alguno de sus diversos recorridos la caravana gitana haga una escala por nuestros territorios.


Una de mis rolas favoritas del año pasado:

BEIRUT: NANTES (por favor, escuchen antes de ver el video)



Ahora sí, uno de los grandísimos video de la Blogotheque:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nantes es la canción más hermosa y nostalgica que he escuchado, me traslada desde la obscura luminosidad de un corazón herido, hasta la catartica entrega de un amante que ha dejado de temer a la muerte...

Pasaba por aquí, bonito blog.

David
mexico, 4:24 am